22 octubre 2006

TERMITERO

LAS MANCHAS DE LA MOFETA

Una de las normas de la inteligencia humana exige el ahorro de energía y eso hace que el hombre tienda a usar el sendero conocido, a actuar del modo en que ha obtenido los mejores resultados. Se le llama a veces aprendizaje por el ensayo y el error.

Advertido esto, hay que quejarse del infinito número de personas que, contra todo conocimiento del espíritu del hombre, pensaron que el socialismo, tras las mentiras y robos masivos de la época "Felípez" no se atravería a repetir un sistema de dominación del prójimo como aquel, donde los millones viajaban en bolsas de deporte con absoluta impunidad.

Eso es no conocer ni al socialismo ni al hombre en general. Lo prueba el hecho de que, ocho años después de ser achicados del poder, volvieron. Envueltos en una gran nube de mentiras que, además, tampoco eran originales sino las de siempre, las que les funcionan desde hace más de un siglo.

¿Es que la gente no recordaba los episodios socialistas de la época "Felípez"? Claro que sí, pero creían que no se repetiría, ignorando esa ley de la especie: el socialismo no escarmienta y repite lo que le funciona, especialmente a través del arte de la mentira aplicada a la dominación del prójimo.

¿Acaso no se le votó en el 82 pese a conocer perfectamente que es el partido de los "recors" negativos: El que más ha robado a España; que que más gente ha asesinado; el que más checas tuvo y mantuvo; el que más ha troceado a España, el que más templos se ha cargado, el que ha perseguido más a los cristianos, el que más grotescas mentiras ha usado... Y se le votó para aupar a Felípez. En buena lógica, el socialismo se sintió legitimado para seguir haciendo lo que solía. Como ahora con ZP.

No estaría de más que la gente recordara que las manchas no se le borran al tigre ni a la mofeta y que si el socialismo considera que la mentira le da dividendos, seguirá mintiendo, impasible. O sea, que los socialistas amontonan palabras sobre los hechos hasta que los sepultan.

Como siempre en España, hace falta otra generación de justicieros.

Junta de Rectores de Trapisonda.

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